Cuentos Cortos

Short Stories

Una Flor para Mi Abuelo

A Flower for Grandpa

Durante los 7 años que estuve becado estudiando Artes Plásticas en las dos academias por donde transité: primero la Leopoldo Romañach, de Santa Clara y después en la Escuela Nacional de Bellas Artes, de Cubanacan, La Habana, me sucedieron muchas cosas, como la que tratare de narrar ahora, historia real que se quedó para siempre en mi corazón, y que me ha sido imposible borrar de mi memoria.

During the 7 years that was studying fine arts at the two institutions that I attended to Leopoldo Romañach in Santa Clara and the National School of Fine Arts, in Cubanacan, La Habana, many things happened to me, like the one I shall tell now – a real story that was engraved forever in my heart and that I could never erase from my memory.

Estando ya en segundo año de Bellas Artes, en La Habana teníamos, aparte de la asignatura de dibujo donde estudiábamos a diferentes modelos vivos, otra de singular importancia que servía de apoyatura a tan importante materia artística. Esa asignatura era la de anatomía. Un buen día, el profesor de estas clases logra que, una vez a la semana, pudiéramos visitar la Morgue principal de La Habana para, in situ, realizar dibujos de aquellos fallecidos modelos, al estilo del maestro Leonardo da Vinci.

While attending the second year in Fine Arts (La Habana) in addition to drawing classes with live models, we had other classes that were important support for our artistic formation. The assignment was Anatomy. One day, the professor obtained authorization to visit the main mortuary in La Habana once a week for us to make drawings of those deceased models, following the steps of master Leonardo da Vinci.

Estuvimos asistiendo un buen tiempo hasta que un día, todo fue bien diferente y bien triste. Esa mañana, al entrar a la Morgue, en uno de sus pasillos vemos una camilla con un niño, de unos seis o siete años, como dormido y a su lado un policía bien nervioso. Nos detuvimos y en una respuesta inesperada nos pidio que le ayudáramos a vestir al niño, ya muerto y no dormido, quitarle su uniforme escolar y ponerle una ropita nueva, porque nadie se atrevía hacerlo, incluso sus padres que afuera esperaban, a gritos por los resultados médicos.

We went there several times until one day, when everything changed and became really sad. That morning, while entering the morgue, we saw a child about six or seven years old, placed on a stretcher, apparently asleep. At his side, there was a policeman who was very nervous. We stopped by and the police made an unexpected request: if we would help him to dress up the kid – who was dead, not asleep – remove his school uniform and dress him up with new clothes because nobody dared to do it, including his parents who could be heard outside, shouting loudly after hearing the doctor’s report.

Mis compañeras y yo realizamos entonces, con tremenda tristeza, aquella inesperada tarea, que esta vez la vida nos había puesto como dura prueba ese día. Ya vestido el niño, el agente policial nos pidió que le acotejáramos su pelo; lo peinamos con mi peine. Y fue entonces que nos dimos cuenta que al lado de su cuerpecito infeliz, ya muerto, sin apenas un rasguño, había una flor blanca.

My girl companions and I completed that unforeseen and sad assignment life had forced upon us as a hard test on that particular day. Once we completed dressing the boy, the policeman asked us to groom his hair, which we did with my own comb. At such moment we realized there was a white flower by his unhappy little body, without any scratch on his rosy face.

Entonces supimos todo.

El niño, que iba de camino a la escuela con su abuelo, de pronto se le fue de las manos, porque quería regalarle una flor ese día. Ya de regreso, al cruzar la calle, llevando en sus manitas la flor, un carro le había dado el golpe fatal, arrancándole la vida. Pero en sus manos siempre estuvo, a pesar de tanta fatalida, la flor para su abuelo.

Más nunca volvimos a La Morgue.

Then we learnt all the story.

The young boy, who was walking to school with his grandfather, suddenly got out of his hands because he wanted to pick up a flower as a gift. When coming back with the flower in his hands, a car run over him ripping his life out in a second. But the white flower remained in his hands, even after such fatality –the flower for his grandpa.

We never returned to the morgue.